Por: Misraim Olea
Considero el mes de julio de 2020 el peor para la 4T. En este mes, el “movimiento” encabezado por el Presidente Andrés Manuel López Obrador ha recibido golpes hasta por debajo de la lengua y no ha podido esquivar ninguno; las tendencias a la baja en la popularidad del Presidente, del Partido y de sus gobernantes dan muestra de ello. El caso “Lozoya” más que una oportunidad para hacer justicia es instrumento para continuar enarbolando una bandera que se les enloda en el piso, el combate a lo corrupcion; pasan por alto que Oderbrecht no llega a lo local.
Las respuestas infundadas, sin sentido y viscerales del presidente de México ante la realidad, la crítica y los cuestionamientos diarios son replicadas por sus funcionarios, como la homilía del sacerdote a sus fieles seguidores.
En sus cabezas, sus aspiraciones desatan la “furia de la oposición”, que ven ante su propia improvisación, falta de talento y discapacidad política, una amenza en lo electoral. Nada más alejado de la realidad. El problema no reside en la oposición o los conservadores, ni en sus adversarios dentro y fuera del partido; el problema es que sus valores, educación y formación chocan con el régimen que MORENA aspira a instaurar, es decir, por naturaleza nunca podrán ser lo que a los cuatro vientos pregonan ser.
Bien dicen que el tonto no puede darse el lujo de ser soberbio porque, entonces, deja de escuchar. Pareciera ser que en morena son sordos de nacimiento.
Por otro lado, la plana mayor del PRI se reunió para dar rumbo y ruta al Partido; ahí ni brincan ni se acongojan, saben que no son los tiempos. 2020 el COVID, 2021 el gobierno.