Por: Misraim Olea Echeverría
Este domingo 13 de septiembre se conmemora la promulgación de los Sentimientos de la Nación, en el Primer Congreso de Anáhuac; documento de gran trascendencia para la vida del país ya que dibujó lo que en el futuro sería el México independiente.
Este hecho histórico realizado en la catedral de Santa María de la Asunción, en Chilpancingo, dio origen a la Presea “Sentimientos de la Nación”, instituida por decreto por el Congreso del Estado de Guerrero el 26 de junio de 1997, fecha desde que se ha otorgado anualmente a nacionales y extranjeros que sean considerados dignos de dicho reconocimiento.
Para elegir a la o al recipiendario, las diputadas y diputados locales toman en consideración la vinculación de éstos con los principios del Primer Congreso de Anáhuac y de los Sentimientos de la Nación, es decir que luchen o hayan luchado por la paz, la democracia, la defensa de los derechos humanos.
Esta presea fue entregada ininterrumpidamente por 12 años a personalidades como el doctor Miguel León-Portilla, filósofo, historiador y experto en culturas prehispánicas; Hortensia Bussi de Allende, defensora de los Derechos Humanos y viuda del Presidente Chileno Salvador Allende; Rodolfo Neri Vela, primer astronauta mexicano en ir al espacio; en 2019 se acordó otorgar esta Presea a los estudiantes indígenas, Próspero Romero Gerardo y Víctor Manuel Bautista Nieves, quienes representarían a Guerrero en un evento de robótica.
En 2020 el Congreso del Estado no emitió la convocatoria para entregar la Presea “Sentimientos de la Nación”, en solidaridad y por respeto a las víctimas fallecidas por el #COVID19 y al luto nacional declarado por la Federación
Una salida lógica al desacuerdo generado por diputados y diputadas de MORENA que, aprovechando la sensata propuesta de reconocer al personal médico, de enfermería y de todos los ámbitos de la Salud propusieron que el recipiendario fuera el Subsecretario Hugo López-Gatell. Desafortunadamente, por caprichos de unos y cerrazón de otros, el mejor momento para reconocer a quienes han enfrentado la pandemia más peligrosa del siglo se ha perdido.
Reconocer a otra persona es un ejercicio personal que requiere cortesía, madurez, humildad y generosidad, valores y cualidades que este año desafortunadamente no se hicieron presentes.