Por: Federico Sariñana
Chilpancingo.- Domingo, 28 de febrero de 2021. El número 47 de la avenida José Francisco Ruiz Massieu fue escenario de un milagro… del que se espera otro milagro.
-Ahorita que iba entrado me preguntaba y les pregunto a ustedes: ¿A poco nos imaginábamos hace poco un evento como este donde estuviéramos el PRI y PRD? Y Aquí estamos… – Exclamó entre sonrisas, Jesús Zambrano, dirigente nacional del PRD. Uno de los famosos “chuchos”, señalados por apoderarse del partido.
Minutos antes, de la mano de su ahora candidato -compartido con el tricolor-, Mario Moreno Arcos, el líder perredista había ingresado al #47 de la avenida José Francisco Ruiz Massieu. La sede del PRI Guerrero. Tras él, Alberto Catalán, dirigente estatal del PRD; Evodio Velázquez, Víctor Aguirre, Bernardo Ortega, coordinador de los diputados locales del PRD; Raymundo Casarrubias y varios más. Los líderes del partido en un presídium en la explanada del PRI.
Perredistas y priistas. Priistas y perredistas charlaban entre sí y saludaban a algunos de los asistentes. Aplaudían y reconocían cada mención a la unidad y a su candidato, Moreno, que no Morena.
Zambrano justificaba: “Vivimos un momento de enorme complejidad” y advertía el riesgo de un “abismo” y una “catástrofe” que construye el gobierno federal y del que “tardaremos décadas en salir”. Sí, eses encabezado por Andrés Manuel López Obrador, quien fuera dos veces candidato perredista.
Acusó que este gobierno federal “no ha resuelto ninguno de los problemas que encontraron, al contrario: los han profundizado”. Y ahondaba: “Este gobierno no es la cuarta transformación, es una transformación de cuarta”.
No paró. “Al que le decían ´toro sin cerca’ pasó a ser un buey acorralado y ahora no tiene más que de dos: lo llevan al matadero ellos mismos o lo indultan lo hacen candidato”.
Y remató: “Después de que terminen de desgarrarse, cualquiera que sea el resultado, ¡les vamos a ganar!”.
El milagro. Un perredista era ovacionado en la explanada del PRI.
El líder nacional priista, Alejandro Moreno Cárdenas lanzó una estocada honda: “Si tuviera que confiarle mi familia a alguien, sería, sin duda a Mario Moreno Arcos”. Y arrancó los aplausos del respetable.
– Mujeres de Guerrero y México -Alertó Alito. “El 6 de junio, no se les olvide quién les quitó Prospera. Quién les quitó las estancias infantiles. Quién desapareció el programa de seguro para jefas de familia. Quién les ha faltado el respeto… Morena es una tragedia para México”.
Y ya encarrerado: “Morena es un ave de paso. Ganó ayer, gobierna hoy y se va mañana. Les vamos a ganar con los guerrerenses y con Mario Moreno”.
Mientras seguían los aplausos. Moreno (Alito), masajeaba los hombros del otro Moreno (Mario), cual entrenador al boxeador que va a su primer round. Seguramente le soltó algo así como “¡Ponte cabrón!
Antes que salir a pelear, Mario salió a una pasarela: Sonrisa desbordante. Manos agitadas. Brazos extendidos. Mano derecha al corazón (tradicional señal priista de saludo a la distancia). Dedo índice que apuntaba a alguien a la distancia. Cierre del puño con fuerza.
Esos gestos innatos en los priistas.
Agradeció a todos. A Manuel Añorve. A Evodio. Anunció a Héctor Apreza como coordinador general de campaña.
Habló sobre el reto de mantener “la estabilidad y la gobernabilidad de nuestro estado”.
“¡Vamos a ganar!”, soltó Mario… 17 veces.
Aseguró que “la alianza PRI – PRD tiene proyecto y ruta” y que las mujeres van a gobernar con él. La mitad de los cargos, serán para ellas, se comprometió.
“Guerrero necesita proyectos y no ocurrencias”.
“Vamos a ganar”, insistió Mario.
– ¿Logrará el milagro? – Atajó un joven priista.
– Pues acabamos de ver uno. – Reviró su maestro político mientras apuntaba con la mirada hacía una bandera del sol azteca que ondeaba en el mitin al interior del #47 de la avenida José Francisco Ruiz Massieu.