Acapulco.- Hace dos semanas la escuela primaria Morelos de Puerto Marqués en Acapulco, se daban clases de Español, Matemáticas, Educación Física y otras materias, para niños y niñas de esa zona de Acapulco, hoy, la escuela es un refugio temporal y comedor comunitario para los damnificados de Otis.
En los primeros días, después de Otis, no había autoridad que acudiera a apoyarlos, les diera víveres, agua y lo necesario para pasar unos días, solo llegaron con lo que tenían puesto, dijeron los afectados, pues los fuertes vientos se llevaron los techos de lámina de las casas y por la lluvia se mojaron sus muebles, electrodomésticos, ropa y hasta los útiles escolares.
Además, también se llevó sus fuentes de empleo, pues lanchas, comercios y restaurantes, quedaron desechos, por lo que tienenque empezar de nuevo, mientras tanto en los salones y pasillos, los ocupan para dormir y cocinar, pues el techo de lámina de la escuela, también se lo llevó el aire.
Unos 20 niños y niñas, junto con sus padres y otros vecinos, duermen en la primaria, a dos semanas del huracán, ya tienen ropa que les llevaron a regalar, hay comida, medicamentos, pero aún es escasa el agua, la energía eléctrica y hay montones de basura en las calles, ya que no ha ido el camión recolector.
LA ESPERANZA
A un costado del refugio, juega Jefferson e Isaac con una pelota en uno de los restaurantes de la costa, ahí trabaja la mamá de Jefferson, se están quedando en ese restaurante porque su casa se dañó, se fueron las láminas de la casa donde vivía con su mamá, su hermana, su abuelo y una prima.
Jefferson, aficionado al club América, contó que tuvo mucho miedo y fue su abuelo quien los salvo de que les pasara algo malo, puesto que se refugiaron en el baño de «milagro», mientras pasaba el huracán.
Desde entonces han estado durmiendo en el restaurante a la orilla de la playa, pero sin ventanas, energía eléctrica y aun con todas estas carencias, dijo que se sentía preocupado por su maestro de cuarto grado y sus amigos, porque a dos semanas del huracán, no sabe nada de ellos y su maestro tenía un problema en el corazón.
A pesar de la situación que están pasando, que se quedaron sin casa y su mamá no tiene trabajo, Jefferson tiene la esperanza de convertirse en marino y que si tuviera la oportunidad de tener un deseo, es que pueda llegar a ser marino, no pide playeras del América, aunque le gustaría mucho o incluso conocer al equipo. Pero ser marino es lo primero, quienes ya fueron a dejarles despensas.
Jennifer Urbina madre de Jefferson, dijo que no le ha ocultado la situación que están pasando actualmente, por lo que no lo engaña porque está viendo las cosas.
«Me aguanté las ganas de llorar, por ellos, porque son dos, tengo a él y a mi niña, por ellos fui muy fuerte, tuvo muy feo para nosotros, porque fue la primera vez».
Además, dijo que Jefferson le ha dicho su deseo de ser marino y cuando llegaron los integrantes de la Secretaría de Marina a Puerto Marqués, se emocionó mucho y le volvió a decir su deseo de ser marino cuando crezca.
A unos metros más adelante esta el restaurante de la familia de Isaac, se cayó la palapa y les robaron dos sillones, pero dijo que no se van a rendir con su familia y que va a cumplir sus sueños y deseos.
Contó que al segundo día del huracán fue con su familia a ver los daños del restaurante y vio que su gallinero voló, por lo que sus gallinas estaban sueltas, sabe que esto que pasó es cosa de la naturaleza y insiste que estarán bien.
Agradeció a todos los que han apoyado para que puedan salir adelante con la entrega de despensas, por lo que tiene comida en su casa, ya hay luz, pero que aún no podía ver televisión para ver los partidos del club América, pero tiene la fe y la esperanza que van a salir adelante, pues para el vale más la vida que ver la televisión.
«La Marina nos está ayudando y quiero agradecer a todos, y los que están sufriendo en esto pueden salir adelante y pueden vivir, uno nunca se puede rendir del sueño que ha tenido.».
Ellos son la muestra que a pesar de la adversidad, tiene que estar tranquilos, saben que tienen que seguir estudiando, por lo que esperan con ansias entrar a clases y ver sus otros compañeros, porque estudiando van a cumplir sus sueños y deseos.