Por Misraim Olea Echeverría
El feminismo es una teoría política y movimiento social que en los últimos años ha logrado posicionarse en la sociedad, las nuevas generaciones de feministas “han aprovechado los espacios abiertos por sus antecesoras” para lograr poner en la agenda pública su lucha y causas que incluyen, entre otras, la igualdad social y la erradicación de la violencia contra las mujeres.
Como toda ideología tiene sus detractores. Desafortunadamente en este caso los hay y son principalmente hombres con privilegios históricos que se basan en el argumento del orden natural de las cosas. Por ello se ataca a quienes pugnan por la conciencia de género, la deconstrucción de hombres y condiciones de igualdad en todos los ámbitos para las mujeres.
La conciencia de género es el conocimiento que tienen las mujeres y los hombres de las diferencias culturales que existen entre ellas y ellos, pero sobre todo de los privilegios que históricamente han tenido los hombres. La deconstrucción consiste en entender estas diferencias y erradicarlas.
Opinar del feminismo como hombre siempre será fácil, lo difícil es entender las razones que motivan esta lucha, ya que la mayoría de las familias mexicanas han sido educadas bajo el machismo.
El machismo no se compara en nada al feminismo, ya que el primero tiene como fundamento la creencia de que las mujeres son inferiores por sus características biológicas; el segundo representa años de documentación, estudio, análisis, argumentos y teoría.
Últimamente muchos hombres se han autoproclamado feministas o aliados y por conveniencia política buscan sumarse a la lucha. Simulando defender los derechos de las mujeres e invocando leyes que tanto le han costado lograr al movimiento, acusan a sus opositores, sin sustento alguno, de violencia hacia sus jefas políticas o compañeras de partido, trivializando un asunto de suma importancia y retrasando los avances que se han logrado en años.
En este sentido, hay también algunos hombres que se dicen víctimas de violencia de género por algunas acciones de algunas mujeres, mostrando un total desconocimiento del carácter histórico, sistémico, simbólico, normativo e institucional de la violencia que ha tenido como víctimas a las mujeres.
En estos tiempos en que las mujeres están logrando ocupar puestos en los que se toman decisiones, es importante que los hombres nos sumemos, no gritando a los cuatro vientos que somos feministas, sino entendiendo nuestra posición en el plano que compartimos con ellas y construyendo juntos una sociedad igualitaria.